domingo, 1 de octubre de 2017




“El Chelis” es de esos jugadores que hacen referencia a un equipo en específico. En su caso al Atlético Marte de los años setenta, pero además es de los futbolistas que pueden preciarse de haber cumplido el sueño de todos, al ser parte de la selección que clasificó al mundial de España 1982, competencia en la que participó en los partidos ante Hungría y Argentina. Con la selección estuvo en 16 partidos de rondas clasificatorias y aportó su grano de arena en la hexagonal de Honduras, pero para tener un puesto en la Azul se dio a conocer con Atlético Marte en la Liga Mayor.



Rugamas vistió la camiseta de los marcianos por una década (de 1973 hasta 1983), relación que se vio interrumpida nada más en la temporada 1974-1975, cuando militó para Platense. Luego fue traspasado a FAS, donde estuvo dos temporadas antes de ser parte de Municipal de Guatemala (de 1984 a 1986), de donde saldría hacia el fútbol de Belice, donde jugó con el San Pedro Seadogs, hasta 1988.



Como entrenador, fue asistente técnico del mexicano Carlos De los Cobos en la selección que disputó la eliminatoria hacia Sudáfrica 2010. Tras la salida del azteca fue seleccionador interino en 2011.


EL PATRÓN DEL MEDIOCAMPO

Siempre tuvo el fútbol en la mente como un trampolín que le ayudaría a suplir sus necesidades. 
Y si su infancia se desarrolló en un entorno poco gratificante, pronto encontró en la pelota el refugio para combatir tales carencias, ella no permitió que fuera infeliz. 
De ahí que cuando comenzó a destacar, su sencillez y modestia contrastaron con la de muchos principiantes que toman actitudes como que si ya hubieran alcanzado el estrellato.
José Luis “Chelís” Rugamas advirtió muy luego las enormes condiciones que tenía pero jamás permitió que lo contaminara el divismo que asalta con veleidosa frecuencia a quienes el dios del balón ha premiado con aptitudes relevantes. 
Me hacía recordar a otros como Wil Peñate, Víctor Manuel “Patío” Valencia, Carlos Humberto Recinos, Mario “Gata” Rivas, Guillermo Castro, quienes destacaron tanto en el fútbol sin perder la esencia de su humildad. 
Muchos lo recuerdan por el gol que le hizo a Leao el 6 de agosto de 1981 en una tarde memorable de la selección nacional ante el Gremio de Porto Alegre; por sus desplazamientos por las bandas con la melena al viento, por su fuerte pegada y sus siete pulmones. 
Yo lo recuerdo más como volante de contención, ubicado delante de la línea de cuatro, con el Marte, FAS, Municipal de Guatemala, Once Lobos, Cojutepeque y la selección nacional. 
Juan Quartarone lo convenció de tirarse atrás, no podía ser otro, vio en él un sucesor porque como jugador Quarta había perfeccionado la manera de jugar casi metido entre los centrales. Reparó en su inteligencia táctica, su personalidad, su sacrificio, conminándolo a no alejarse del círculo central y convertirse en terrateniente de una parcela donde estaba destinado a mandar.
El “Chelís” venía de hacer goles en el Ascenso con el Atlante, luego con los marcianos e incluso con el Platense campeón de la Confraternidad Centroamericana y de entrada puso sus condiciones. No hubo en él dudas ni ambivalencias y se desenvolvió como que si siempre hubiera jugado en aquella posición. 

Estaba a la sombra de su entrañable Ramón Fagoaga quien lo animó en todas sus cruzadas con el Marte y la selección nacional. Entonces desarrolló una cualidad que no le es propia a quienes juegan delante de la línea de cuatro, con el balón en los pies le dio rienda suelta a su creatividad y esto no tiene que ver con la capacidad técnica o la velocidad para mover la pelota sino en la intuición para organizar ataques, la iniciativa para definir el destino del balón, ser el iniciador del juego y generar esa ventaja que dan los centrales cuando su equipo está atacando y adelantan líneas, buscando los espacios que dejan a sus espaldas. 
Por eso facilitaba que sus volantes creativos jugaran con mayor libertad sin tener que retrasarse tanto, lo cual les permitía que lucieran mejor.
Y estaba muy conciente de su papel de contención llegando a los cierres con una regularidad rayana en la puntualidad, salvando los errores de sus compañeros y luchando entre rivales tocadores, los quites, la recuperación, el sacrificio, la marca de hombre a hombre, la fuerza en las entradas y de eso el mejor testigo fue Ramón “Primitivo” Maradiaga quien lo sufrió en cuanta vez los enfrentó con equipos o con sus respectivas selecciones, aunque al final del encuentro se hayan despedido con un abrazo prolongado, si es que no había salido en camilla.

Un temple de esa naturaleza solo la tienen los cracks y a José Luis eso le sobraba pero además tenía muy buen manejo de la pelota, despliegue, marca y poder de gol mediante sus disparos de larga y media distancia cuando su entrenador le permitía la osadía de llegar cerca del área. 
Y así fue uno de los máximo artífices de aquella gesta en Tegucigalpa cuando logramos la clasificación a España 82.
Con su retiro el “Chelís” se volvió un hombre emprendedor apoyado por Gloria su esposa, fundó su academia de fútbol "Estrellas del Futuro, pero además se recibió como entrenador. Dirigió al Atlético Marte y después llegó como técnico auxiliar de la selección nacional en el ciclo de Carlos de los Cobos. 

Cuando el mexicano se marchó el “Chelís” quedó como entrenador principal y debutó en un partido ante los Estados Unidos en Tampa, Florida en el 2010, que se perdió en los últimos minutos de una rara manera. 

Fue una puñalada de parte de los jugadores quienes tenían el partido arreglado. Un daño terrible a nuestro fútbol, el ciclo más oscuro de nuestra historia futbolística, al que nunca deberíamos volver, en que la decepción y la tristeza nos tomaron por asalto y colmaron de impotencia a los aficionados pues ellos se entregaban al equipo nacional esperando triunfos que no se iban a dar ya que los resultados estaban arreglados. José Luis estuvo un tiempo más y al descubrirse el amaño sufrió una gran frustración pues fue el principal perjudicado. 

Pero tales despropósitos, en modo alguno empañan su brillante trayectoria en donde defendió los colores de sus equipos con calidad y honestidad. Un crack para nuestra historia.

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