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miércoles, 5 de abril de 2017

Los buenos extranjeros que dejan enseñanza o se han portado muy bien en el país se recuerdan con cariño, en ese sentido el uruguayo José Mario Figueroa Viscarret, el “Chueco” Figueroa, del Marte, dejó gratos recuerdos en una afición azul que celebró muchos goles y un campeonato nacional en 1985.



Tuvo una infancia detrás del balón en su natal Montevideo; el baby fútbol fueron sus inicios de donde pasó a las canteras del Fénix y con 13 años comenzó a entrenar a nivel profesional.

Por entonces Mario Figueroa alternaba su fútbol con el estudio en el colegio Santamaría del Ayuda y en el Liceo Juana de Ibarbourou.

Luego formó parte de una generación dorada de futbolistas uruguayos; Hugo de León, Rubén Paz, Venancio Ramos, Fernando Alvez, entre otros.

Tenía 18 años cuando el Waregen de Bélgica lo compró y así inició un largo peregrinaje que lo llevó a jugar en México, Ecuador, Costa Rica, Guatemala, Honduras y El Salvador.

Lo vimos jugar por primera vez con el Olimpia de Honduras en 1985 y desde ese momento nos impresionó su clase futbolística; para entonces estaba convertido en la estrella del equipo hibuerense que derrotó a la Selecta. 

Esa noche fue considerado el mejor del partido despertando elogiosos comentarios por su fuerza, velocidad, capacidad para tomar la línea de fondo, habilitando al compañero mejor ubicado y por supuesto su cuota de gol.

Varias semanas después apareció en el Cuscatlán pues Julio Escobar lo quería para el Águila. 

Pero el chileno fue dado de baja y el contrato quedó en la nada. Algunos marcianos que lo habían padecido con la Selecta advirtieron su presencia y abogaron ante su directiva para que lo contrataran. No podía haber mejor recomendación y Mario comenzó a meter goles para todos los gustos conduciendo al equipo azul a ostentar el último de sus títulos ganado aquel 25 de diciembre de 1985.

Por eso se encuentra entronizado en la galería de ases adorados por la afición marciana que lo recuerda con aquel gol navideño, en el 5-3 al Alianza, con un disparo extraordinario que describió una parábola antes de meterse en el arco encomendado a William Santillana.

Por entonces lo buscamos para saber sobre sus hazañas y su historia, descubriendo un ser humano excepcional, con una caballerosidad casi novelesca. 

Luego se fue al Galcasa guatemalteco donde también rindió grandes actuaciones. Pero no conforme con meterse en el alma de la afición nacional, con esa su calidad humana conquistó el corazón de Cristina Posada, distinguida dama salvadoreña con la que procreó a Juan Carlos y Rodrigo quienes siguen en la huella conductual de su padre.

Y es que a menudo cuando abordamos a quienes fueran sus compañeros con los que guarda amistades entrañables, la opinión es unánime en cuanto a que se trata de un caballero dentro y fuera de la cancha, el puntero ideal con el que habría soñado un entrenador, el compañero que contagiaba la amistad abriendo las puertas de su casa para todo aquel que quisiera hablar de fútbol o pasara por algún problema.

 Y sigue igual, porque en este uruguayo se conjugan en gloriosa armonía la solidaridad y la humildad, dos sustancias que tanto nutren y enriquecen a la especie humana.


¿A qué se dedica actualmente?
A entrenar fútbol con jóvenes, trabajo en la Escuela Americana de El Salvador, país donde resido desde hace 25 años. Tengo mi título de entrenador de primera división, por ello ya dirigí equipos competitivos como el Atlético Marte y el Alianza.


¿Le gustaría dirigir al Marte?

Claro, sería un honor, aunque actualmente no estoy mentalizado en ello, ya que he estado apartado del fútbol competitivo, hay mucha presión, y eso ya la viví en mi etapa de jugador.


¿Por qué no regresó a su país natal?

No regresé porque aquí me casé y vivo feliz en El Salvador con mi esposa e hijos.


¿Cómo fue su infancia?

Fue muy bonita, siempre andando detrás del balón y jugando libremente con mis amigos.Comencé en las divisiones inferiores del Fénix de Uruguay. De niño jugaba en Baby Fútbol y a los 13 años comencé a entrenar en un club profesional.


¿Estudiaba y jugaba?

Siempre estudiaba y jugaba, tuve la suerte de estudiar en colegio privado Santamaría del Ayuda y en el Liceo Juana de Ibarboroua. A los 18 años mi club me vendió al Waregen de la Primera Division de Bélgica, allí comenzó mi peregrinar por varios países, México, Ecuador, Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Honduras.




¿A nivel profesional en qué equipos jugó en su país?

En mi país jugué siempre en Fénix, debuté en primera a los 17 años, estuve en la selección juvenil uruguaya donde alterné con grandes jugadores como Hugo de León, Rubén Paz, Venancio Ramos, Fernando Álvez, entre otros.


El mote del “Chueco”, ¿Le molesta?

Lo de “Chueco” es algo normal en mi país, así nos dicen a todos los cascorbos en Uruguay, Argentina, Chile, es un apodo de cariño y así fue desde joven, no tiene el mismo significado aquí en Centroamérica.


En Honduras hizo historia tambien.





En plena acción en la liga catracha, Figueroa fue un delantero oportuno, anotó 18 goles en tres temporadas.

¿Cómo llegó al Olimpia?

Llegué recomendado por José Luis Mattera (QDDG), a través de otro técnico uruguayo José “Pepe” Etchego, eso fue en 1983.


Sus compañeros de Olimpia, ¿cuál trato le dieron?

Fui muy bien recibido por mis compañeros y directivos de esa primera época, siempre recuerdo con cariño a Jorge “Perro” González, Arturo Cáceres, ambos ya fallecidos. También a otros grandes compañeros como “Tecate” Norales, “Indio” Ruiz, Belarmino Rivera, en fin recuerdo a varios grandes compañeros.


¿Su debut en Honduras?

Mi debut fue contra Victoria, ganamos dos a cero, llegué un martes y el domingo ya jugaba contra ellos.


¿Su mejor recuerdo en Honduras?

Los dos torneos ganados con Olimpia son un gran recuerdo en mi vida, imborrables. Las dos etapas fueron buenas, ya que ganamos torneos y teníamos un gran grupo.


¿Y el peor?

Siempre entraba a los partidos a dar todo, muchas veces lesionado pero era difícil. Me dolía faltar a algún partido.


¿El mejor reconocimiento que recibió en Honduras?

Eso me lo reconoció la afición y se lo agradezco siempre, porque recibí y recibo aún con los años un gran cariño de los olimpistas y también de muchos que no lo son, pero me recuerdan esa buena época de fútbol en Honduras.


¿Por qué solo llego al Olimpia?

En Honduras solo jugué en Olimpia, a pesar que tuve ofertas de otros equipos, pero siempre tuve mucho cariño al club, de jugar contra el Olimpia preferí mejor irme a otros países.


¿Mantiene amistad y contacto con sus excompañeros?

Quedaron muchos grandes amigos, jugadores, sería injusto nombrar a alguien porque yo me llevaba bien con todos, con muchos nos seguimos comunicando por las redes sociales.También tengo amigos de la prensa, directivos y amigos particulares, de los cuales me gustaría mucho verlos, a todos les mando un gran abrazo.


Se quedó en El Salvador porque se casó con su esposa Cristina, con quien procreó tres hijos y vive muy feliz.



¿Qué concepto tiene del fútbol hondureño?

El fútbol hondureño ha tenido buenos logros a nivel internacional, se ha ganado un nombre a nivel mundial, seguirá avanzando porque hay talento, siempre van a salir grandes jugadores y yo estoy orgulloso de haber jugado en Honduras y en especial en el Olimpia.


¿Su mejor gol en Honduras?

Al Real España en 1984, gol de unos 30 metros en el estadio Nacional de Tegucigalpa, al mundialista Julio César “Tile” Arzú. Le hice goles a todos, no recuerdo a qué club más.


¿Algún entrenador que recuerde?

Quique Grey es un gran amigo y también hice amistad con “Chelato Uclés” aunque no lo tuve de entrenador, pero tuvimos una buena relación de amistad.


¿El defensa más difícil que enfrentó?

En ese tiempo había muy buenos defensores como Richardson Smith del Marathón y Allan “Cochero” Costly de Real España.


El portero más difícil…

Al “Tile” Arzú, mundialista con Honduras, con tremendas condiciones, experiencia y sobre todo mundialista destacado.


¿Por qué no regresó a Honduras?

La primera vez me fui en 1985 porque buscaban nacionalizarme y no se dio, hubo mucha demora en los trámites por eso me fui al Saprissa de Costa Rica y al Atlético Marte de El Salvador, luego en mi segunda estancia por mejor oferta económica tuve que irme al Galcasa de Guatemala.


Recuerdos con Olimpia en Concacaf

Muchos y buenos, contra los mexicanos, ticos, sobre todo las cuadrangulares que ganamos en Honduras. Una de ellas cuando el club cumplió 75 años, esa vez fuimos campeones centroamericanos ganando en Costa Rica, además ganamos la Liga.


¿Recomendó algún paisano suyo al Olimpia?

Yo recomendé a Daniel Viera al señor Ferrari, un gran amigo, no falló, sabía que era un gran jugador y me hizo quedar bien porque rindió, él había salido campeón con Central Español.


¿Qué concepto tiene del señor Ferrari?

Cuando llegué no estaba en el club, con él siempre me llevé bien, ha sido fundamental para el cambio radical del Olimpia, cambió un montón de cosas, lo hizo más profesional, cuando llegué tenían problemas de infraestructura y gerencia, todo eso cambió, ahora es un equipo respetado y solvente.


¿Alguna anécdota en el Olimpia que nos quiera compartir?

Una vez estábamos jugando un clásico, un árbitro me expulsó, pero yo no fui el agresor cuando le reclamé, me dijo, ni modo ya te eché, no puedo hacer nada, salte de la cancha, después no me suspendieron al ver los videos, pero me dolió que me expulsaran ante Motagua.


Un mensaje

Quiero aprovechar el reportaje para decirles que amo a Honduras y su gente, no olvido los grandes momentos que viví especialmente en el Olimpia, sé que mi trabajo hizo feliz a muchos hondureños. Saludos fraternos desde El Salvador.





Además el ex delantero que hoy reside en  El Salvador fue parte de aquel equipo que se paseaba por toda la región centroamericana alzando títulos regionales ganándole a los grandes del istmo.



Hoy se recuerda con nostalgia y alegría los gratos momentos vividos en el fútbol hondureño y asegura que al país, pero sobre todo al Olimpia, lo lleva en el corazón porque vivió momentos imborrables de su carrera deportiva.



Figueroa está en la lista de grandes atacantes uruguayos de la historia del Olimpia, en ella comparte honores con sus paisanos Walter Chávez, Juan Carlos “Rata” Contreras, Carlos José Laje y Washignton Ramiro Bruschi.



martes, 12 de enero de 2016




Omar Zumbado nació en San José en el amanecer del año 35 y muy rápido se dio cuenta de su pasión y sus habilidades en el fútbol “Empecé a jugar en Costa Rica en el Alajuelense. Yo estaba estudiando en Alajuela y a los 14 o 15 años y el estadio de la Liga Deportiva Alajuelense me quedaba cerca. Siempre me ponían en el segundo tiempo...”, recuerda hoy sobre sus inicios.

Sus buenas actuaciones como juvenil lo llevaron al Club Sport Uruguay, de San Isidro Coronado, ubicado a unos 50 kms de la capital costarricense. El entrenador era Raúl “Che” Álvarez. “En Alajuela era muy difícil quedar, fui a entrenar y ya quedé para jugar en reserva. Jugué dos partidos en reserva y ahí tuve un árbitro muy especial... Hay mucha gente que no cree, pero yo creo en el Angel de la Guarda y creo que por eso estoy en El Salvador”.

Tras un trabajo alejado del fútbol en la zona bananera tica, se decidió a recorrer Centroamérica. “Llegué a la embajada salvadoreña y allí me atendió Miguel Antonio Zaldívar”. 

Increíble lo que cuenta “Zaldívar me dijo: ‘Yo le arbitré dos partidos de fútbol y admiré su juego’. Y ahí mismo me dijo, ‘Venga mañana, le voy a sellar el pasaporte y le daré dos cartas de recomendación. Una para Conrado Miranda y otra Manuel Garay’”. Su destino en el fútbol salvadoreño estaba firmado. “No se le olvide, a usted le va a ir muy bien en este país”, le dijo Zaldívar como despedida. Y esas palabras quedaron grabadas en Zumbado.

“Tenía 22 años y llegué a El Salvador con mis valijitas”. Un muchacho se acercó en el aeropuerto. Y me llevó a una pensión en el centro. Todo a la perfección me estaba saliendo”.

Garay, el portero de Marte, le dijo:‘usted viene muy bien recomendado’. Y de allí se fueron a lo del entrenador José Santacolomba, quien tenía el restaurante Palermo en el centro. “Mañana entrenamos, me dijo”, recuerda hoy el tico salvadoreño.

Loe ficharon en julio del 57. Marte era un equipazo, con Gustavo Lucha, el “pibe” Vázquez, Conrado Miranda, Armando Larín, entre otros. “ Todos muy buenos, ya eran campeones. Aunque en aquella época estaba el Águila que era muy fuerte. Muraca, Arias y yo peleábamos el título de campeón goleador”, rememora.

Y también recuerda un partido especial:“Jugamos con Botafogo, cuando vinieron con Garrincha, Didi, Milton Santos. Fue extraordinario”.

En el fútbol salvadoreño, luego pasó por La Constancia( en los años 58 y 59), el Atlante, el FAS (“gran equipo con jugadores argentinos Daderio, Marinaro”) y otra vez de vuelta a Marte. 

También tuvo su sello en Honduras, donde jugó en Progreso de San Pedro Sula y en Guatemala, donde alineó con el Tipografía Nacional de ese país, allá por el 62.

“Me preguntaban mucho en El Salvador por qué no estaba en la Selección? Claro, no sabían que eran costarricense”, recuerda con una sonrisa en su fábrica de paletas.

Una vez finalizada su carrera, decidió volver a este país: “Volví a El Salvador porque me sentía en mi ambiente y quería ahorrar para casarme. Trabajaba en una fábrica de muebles”. En el futuro llegarían la familia y la fábrica de paletas. 

¿Qué hace?

Una vez que terminó su vida futbolística, don Omar decidió radicarse en el país y formar su familia. Trabajó para ahorrar en una fábrica de muebles, hasta que aparecieron los helados en su vida...

“En el 65 empezamos a trabajar con mi esposa y mi suegra. Las mezclas se hacían en la casa y quedaban muy bien. Al principio se hacían heladitos con molde. Se ponía en papelito y se le daba al cliente. Se llegó a tener hasta 35 vendedores, fue un gran éxito el que tuvimos en aquel entonces. Y fue pasando el tiempo hasta que hoy es una importante fábrica de paletas”. La empresa lleva el nombre de “Sombri frut” y se hacen pedidos al 2271-3179.

Allí entre las paletas, la familia y los recuerdos de sus goles pasa sus días el tico que brilló en el fútbol salvadoreño.
Nombre: Ramón Omar Zumbado Sartoresi
Fecha de nacimiento: 23 enero de 1935
Lugar: San José, Costa Rica
Estado civil: Casado con Zoila América
Hijos: Omar Enrique (47), Claudia América (44)
Deporte: Fútbol
Puesto: Extremo derecho
Trayectoria: Alajuelense, Uruguayo (CR), Marte, La Constancia, Atlante, FAS, Progreso (Hond), Tipografía (Guatemala)










sábado, 2 de enero de 2016



Era de esos jugadores que imponía su físico en el área rival. Desde pequeño, ya daba visos de ser un goleador, como él dice, “porque era más grande que los demás niños”, así se escribe la historia de Ramón José Manuel Castillo Funes, el Gato, como lo conocieron sus contemporáneos en Atlético Marte, Chalatenango, Independiente, UES, entre otros, allá por la década de los 80.

Aquel niño que por culpa de un batazo en la frente dejó el béisbol hizo del fútbol su pasión; y del Atlético Marte, su equipo de toda la vida, su ilusión.

En béisbol apenas jugó dos años cuando su padre decidió “sacarlo” después de que un niño le estrellara un bate en la frente cuando iba a recoger una pelota durante un juego. Era el lanzador del Casa Presidencial que entrenaba el gran “Tituya” Renderos en el diamante de la colonia Guatemala.

Estaba pequeño cuando se mudó al fútbol, allá en el Oratorio del Colegio Don Bosco, donde coincidió con el histórico Isaías Choto, el mismo que lo llevaría a debutar en el equipo de sus amores, el Atlético Marte.

Antes de llegar a Primera División, dejó sus goles en la Liga de Ascenso “que era tan buena como jugar en Primera”, como rememora “El Gato” Castillo. Empezó en el Atlante por casualidad, cuenta, “porque no tenían jugadores para inscribir, aunque terminamos jugando de titulares”. Luego pasó al Lincoln, donde salió campeón goleador dos años consecutivos.

En 1976, por medio de don Isaías Choto, recaló en el equipo bombardero. Ahí estuvo dos años, pero no jugaba mucho. Además, sus estudios universitarios también impedían que se dedicara a tiempo completo al fútbol.

Se fue a buscar los minutos que no tenía en Marte a Chalatenango. Fue por un pedido expreso del entonces presidente de la República, General Humberto Romero. Era el año 1979. Con el equipo norteño explotó y se convirtió en el goleador que necesitaba.

Al siguiente año, tras el golpe de estado, hizo maletas para San Vicente para prestar sus servicios al Independiente y luego volvió a Marte para la campaña 81-82.

Nunca fue campeón con el equipo bandera porque “siempre me iba antes de que Marte fuera campeón”, recuerda.

Chalate lo acogió de nuevo en la temporada 83-84 y la UES, en la 86.

El delantero potente poco a poco se fue convirtiendo en mediocampista y por último en defensa central, más por necesidad del equipo que por la edad, confía.

Para 1987 regresa a la Liga de Ascenso para enrolarse en el Brasilia de Suchitoto, donde decide retirarse y dedicarse al negocio de su vida, la confección de zapatos deportivos y uniformes.

¿Qué hace?

Dicen que siempre estuvo ligado a las pelotas de fútbol. De hecho las confeccionó en sus años de juventud al lado de su amado abuelo, en la zapatería “El 44”, allá en la calle Concepción, en San Salvador.

Tras su retiro sacó los títulos de entrenador, pero la pasión por su oficio pudo más. En su época de jugador, combinaba su tiempo con el negocio familiar. Incluso reparaba las pelotas Mikasa que se usaban en ese tiempo y que todos creían era desechables. Cuando no jugaba, se iba al negocio a confeccionar aquellos famosos zapatos de fútbol que llevaban de nombre “Gato Deportes”. Y la tradición sigue en pie.

La familia Castillo continúa en el oficio. Aunque ya no confeccionan calzado deportivo “por falta de materia prima”, ahora hacen uniformes deportivos para todas las ramas. Ahí, en las mismas calles que lo vieron crecer, a 50 metros al sur de la Iglesia Concepción, Manuel “Gato” Castillo, junto con sus hijos y nietos, sigue dedicado a su negocio y oficio.

Volvió a ponerse los tacos para jugar en la Liga Máster, esa misma que reúne a las glorias del fútbol nacional domingo a domingo allá en el estadio Cuscatlán.

lunes, 2 de noviembre de 2015

El mediocampista de calidad de aquel Atlético Marte campeón con grandes como Lorenzana Ragazzone, Wil Huezo, entre otros,

Manuel “Lobo” Ramos y Ramos es de esos futbolistas que ya traen la estrella bajo el brazo. Desde su debut con el Adler, en mayo de 1969, lo hizo como si fuera un veterano, sin nerviosismo. Demostró, eso sí, esa capacidad para conducir la pelota con la frente levantada para dársela al compañero mejor ubicado, esas fueron sus características dominantes y lo seguirían siendo en toda su carrera. 

Fue un prodigio con el balón en sus pies, le pegaba muy bien, pero eso no lo nubló nunca. Hasta en eso era diferente a muchos futbolistas porque jamás se agrandó, al contrario a muchos asombró por su humildad y sencillez.

Esa su calidad lo puso en la mira del técnico  Conrado Miranda, que lo llamó a la selección preolímpica que disputó un cupo para los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972. 

Con ese equipo le tocó sufrir aquella eliminación desde los penaltis ante los Estados Unidos, Jamaica. Cuatro años antes, El Salvador había participado en los anteriores Juegos Olímpicos de México 1968, y entonces, en aquel partido, debía ganarles a los estadounidenses en la isla caribeña. 

El equipo norteamericano se metió en el fondo y soportó el asedio de jugadores como Luis Abraham Coreas, Armando Cortez Sandoval, Juan José Polío, Rafael Búcaro. Ya en los penales, Mario Castro tuvo la desgracia de fallar su tiro y El Salvador tuvo que guardarse las ganas para otra oportunidad, la cual aún no llega. 

Por entonces, Manuel ingresó a la Universidad Nacional a estudiar administración de empresas y combinó su carrera futbolística con los estudios. 

Ya militaba en el Atlético Marte, donde les dio rienda suelta a sus grandes condiciones al punto que siempre fue un habitual en la selección nacional. Es probable, dicen muchos de sus excompañeros en el cuadro marciano, que su mejor momento fue cuando el técnico argentino Juan Quartarone lo ubicó delante de la línea de cuatro; los defensas sabían que darle la pelota al “Lobito” resolvía la salida, pues se encargaba de cuidarla y abrir a las puntas o hacer sus pases en profundidad y así dio cátedra durante muchos años. 

Con ese Atlético Marte lleno de jugadores talentosos ganó dos campeonatos y muchos subcampeonatos nacionales.

Luego pasó a Águila, Negocios Internacionales, UCA y por último al Sensuntepeque, en la Liga de Ascenso, hasta que optó por el retiro, a los 36 años, no por lesión, sino que como él lo dice, la edad ya no le permitía. “Es que cuando uno ve a los jóvenes que le están diciendo a uno retirate antes de que ocurra una cosa grave, mejor es irse”, acotó.

Y fiel a su estilo dejó atrás 18 años de carrera de manera silenciosamente, pero con el cariño de todos sus compañeros y rivales por su don de persona. Porque al “Lobo” Ramos nunca se le escuchó criticar a un compañero y sus escasas frases fueron para ayudar. Muchos excolegas lo confirman hoy que ya peinan canas.

Pero la vida dilatada de “Lobo” Ramos también dejó muchas anécdotas, unas gratas; otras, no tanto, como una ocasión que fue detenido por un policía de tránsito y él no tenía licencia de conducir. El agente le pidió los documentos de tránsito y Manuel le confesó con pena que los estaba tramitando, pero que si le permitía le podría enseñar una tarjeta con una recomendación del mismísimo presidente de la República, el general Carlos Humberto Romero. Con suma paciencia hurgó en su cartera y se la mostró. El agente esperaba impávido y cuando se la entregó exclamó solemnemente: “Aquí dice que usted es buena gente y no que sabe manejar”. La carcajada del agente y sus acompañantes fue al unísono y más cuando resultó que el policía era un gran marciano.

Otra que recuerdan sus amigos es cuando, ya retirado, en la colonia donde residía formaron un equipo y lo inscribieron. Un domingo cuando estaban armando la alineación, el director técnico de ocasión pidió el carnet de Manuel. El representante, todo apenado, alcanzó a decir: “¡Y no me dijiste que lo borrara!”. Todos rieron cuando el entrenador replicó: “Yo te dije que era Lobo Ramos, no que lo borraras”. 

Otro Manuel, de apellido Cañadas, que resume la personalidad de “Lobo” Ramos con las siguientes palabras: “Es una de esas personas que conservan por siempre la esencia de su genio, no cambian por más que las aguas vengan turbulentas, al punto que su sencillez y humildad son legendarias en el ambiente futbolero. Un administrador de empresas que no deja de ser futbolista aunque no juegue, que dignifica ambas profesiones y que es tan fácil querer”.

¿Qué hace?

Dice Manuel “Lobo” Ramos y Ramos que, aun con sus 36 años podía haber jugado unos dos o tres años más en la Primera División, pero que optó por el retiro para darle oportunidad a los jóvenes.

Habían pasado 18 años desde que en la colonia Dreyfus, allá por el cementerio general de San Salvador, le había dado de patadas a la pelota de manera amateur para hacerse profesional. Ya hasta contaba con su título de licenciado en administración de empresas que lo había conseguido alternando sus estudios con su carrera futbolística.

En la actualidad es el secretario general de Funaj, una ONG que atiende cuestiones de alimentos, además de poseer un programa de ayuda para unos 100 niños, de acuerdo con Ramos. 

En dicha ONG se les brinda asistencia técnica a los agricultores y se trabaja, a través del deporte,  con monitores, a quienes se les orienta para enseñar fútbol a los niños. “Lobo” Ramos se encarga de trabajar con los monitores, además de las cuestiones administrativas. Es, en su decir, el secretario general y asesor deportivo.

También es el secretario de la naciente Cooperativa de exjugadores de El Salvador. Forma parte del consejo de administración a la par de Pipo Rodríguez, Salvador Mariona, Quino Valencia, Manuel Cañadas, Tomás “Flaco” Pineda, entre otros. 

Ahí, como él dice, se tratará de ayudar a los exjugadores, atletas, árbitros, etc. primeramente con la cultura del ahorro y luego con préstamos u otros beneficios para los agremiados.

“La Cooperativa va a ser amplia. En este momento la hemos comenzado jugadores y exjugadores, y luego se les va a dar cobertura a todos los sectores, a los árbitros, entrenadores o cualquier otro atleta que quiera y le guste ahorrar”, dice Manuel.

También, junto con su hermano Julio forma parte del equipo de la UCA en la Liga Máster que domingo a domingo deleita a los amantes del buen fútbol.

Nombre: Manuel Ramos y Ramos.
Apodo: “Lobo”.
Data: San Salvador, 1 de agosto de 1950.
Edad:  65 años.
Estado civil:  Acompañado.
Hijo:  Ricardo.
Deporte: Fútbol.
Posición: Mediocampista.
Equipos: Adler, Atlético Marte, Águila, Negocios Internacionales, UCA y Sensuntepeque, este último en Liga de Ascenso. Además, fue habitual en las convocatorias a Selecciones Nacionales.
Palmarés: Con Atlético Marte dos campeonatos nacionales y varios subcampeonatos. Con Águila quedó subcampeón en un torneo de Fraternidad centroamericana.

martes, 27 de octubre de 2015

Familia de fútbol, el fútbol se lleva en las venas. Y, sobre todo, cuando todos son hermanos y gustan de jugar juntos a la pelota, el deporte es indudable que estará presente toda la vida. 



Esa la historia de Carlos “Cali” Cañadas, un migueleño que disfrutó y aprendió del fútbol con sus hermanos mayores. Eso sí, se hizo portero casi por obligación. Pero fue una de las ahora mejores “obligaciones” que pudo tener, porque eso lo llevó al éxito en este deporte.

“Somos tres hermanos varones: Manuel, Luis y yo, y yo era el menor. Y siempre fuimos aficionados al fútbol. Y en la casa teníamos un patio bien grande y habíamos hecho dos porterías, pero cuando jugábamos solo los tres, ellos dos se marcaban y a mí me mandaban a la portería y yo a veces no quería, yo quería marcar y me decían: ‘Ah, no, vos te vas a quedar de portero’, y si no me daban duro (risas). Al principio, me ponía a regañadientes, ya después sin que me dijeran ya me ponía a la portería, y me fue gustando. Así comencé”, relata con mucho humor.

Aclara que comenzó a jugar a nivel de hermanos. Fue hasta que llegó a San Salvador, de 12 años, y viviendo en la colonia Atlacatl, se dio cuenta de que en la Guardia Nacional “había un equipo de la Liga Mayor llamado Atlante, que tenía equipos infantiles y juveniles, y un amigo me invitó y fuimos. Ahí, comencé a jugar en la infantil”.

Tras eso, se vino una vida de alegría. Explica que jugó con la juvenil del mismo Atlante, pasó por la categoría juvenil de la UES (campeón) y después llegó al equipo mayor puma (1970), “donde comencé mi carrera profesional en el fútbol, ya tenía 18 años”.

Su paso siguió por Huracán de Atiquizaya (Liga de Ascenso), como préstamo; regresó a la Universidad, pero jugó con Negocios Internacionales (Liga “B”) y ascendió; Juventud Olímpica (Liga Mayor), y salió campeón en 1973; un año después, estuvo con la selección de la UES. En 1975, inició en Marte por tres años. En el ‘78, volvió con los pumas; pero los marcianos llamaron por segunda vez a su portero (1979 a 1981).

Posterior a eso, militó con Chalatenango, Independiente de San Vicente, Cojutepeque (ascendió a LMF) en 1985-1986, “y, en 1987, me retiré del fútbol profesional, ya tenía 36 años”.

Su despedida del fútbol tuvo varios ingredientes, como una lesión en un hombro y su faceta como empleado en Anda. “Tenía cargos ejecutivos y se me hacía difícil ir a los entrenos. A mí, ya me habían condicionado en el trabajo, tenía el cargo de la tesorería y me dijeron que me lo daban pero que tenía que desistir del fútbol, porque era un trabajo absorbente y no podía estar divagando ya que era un puesto importante de la institución. Así que me quedé con mi trabajo, en 1987”.

Cuando pensó que ya nadie se acordaba de él, todavía en 1992, con 41 años, lo llegaron “a buscar para jugar con el Vendaval de Apopa, pero dije: 'No, ya no'. Y al final, me convencieron, pero al terminar el campeonato repetí: 'No, ya no es para mí'. Me absorbía demasiado, así que pensé en solo jugar a nivel de hobbie”.

Uno de sus mejores recuerdos es haber jugado al lado de su hermano Manuel en Juventud Olímpica y con los carabineros, con quien compartió momentos muy agradables. Y su espinita nada más le quedó de no ser seleccionado nacional. Tuvo un paso muy corto en una Preolímpica y una juvenil, “pero no fue largo, no lo tomo en cuenta, porque fueron solo unos días. Eso fue un vacío que me quedó”.

¿Qué hace?

La carrera laboral de "Cali" Cañadas se dio por muchos años en Anda. Y el fútbol siguió marcado en su vida, por ese medio, en distintas formas. En su trabajo, siempre tuvo el ofrecimiento de “colaborar con las escuelas de fútbol” a lo que él se negó, en principio, por su tiempo y sus funciones laborales.

“Me ofrecían la dirección de la escuela, pero lo rechazaba. Hasta que en 1992, comencé a recibir los cursos de entrenador, y mi hijo que tenía 13 años me pidió que lo llevara a la escuela de fútbol de Anda, y comencé a llevarlo”, relata.

Luego, cuenta que cuando los funcionarios de Anda se enteraron de que llegaba a esas prácticas y le volvieron a pedir que “aceptara la dirección de la escuela” y dio el sí para estar en ella “por 12 años, dirigiéndola”. Su cargo era “el de director de la escuela”, la cual tenía cinco niveles: “Coordinaba y si faltaba algún entrenador lo cubría, pero siempre estaba en la cancha”.

Después, en 2003, se jubiló de Anda y el entrenador Ramón Paredes le dio una mano para colocarlo en la Federación de Fútbol (Fesfut).

“‘Lleváme tu currículum y vamos a ver en qué te podemos ayudar’, me dijo. (...) Al mes, me citaron para hacerme cargo de los porteros de la selección nacional de una sola vez. Siempre dije que llegué a la universidad sin haber pasado antes por el bachillerato (con esta oportunidad). Comencé así y hasta la fecha tengo 12 años de estar trabajando con selecciones nacionales y ha sido gratificante”.

Cañadas ha sido “el profe” de los arqueros de todas las selecciones “menores, playa, femenino, mayor”. “Recién estuve con la Sub 23, que quedamos eliminados en Panamá. Ahora, estoy con la Sub 15. Y antes, con la de playa, que perdimos la clasificación al Mundial”, resume.

Sin duda, uno de sus mejores recuerdos estará marcado por haber vivido la clasificación al Mundial de Tahití, en el Premundial de Concacaf en Bahamas 2013, y asistir con la Azul de Playa a esa Copa del Mundo. Además, lograr ver a porteros que ha formado jugar en Primera División y aquellos que han sido destacables en Selecta Mayor y Playera, lo cual le da “mucha satisfacción”.

Nombre: Carlos Felipe Cañadas Aguirre.
Data: San Miguel, 20 de febrero de 1961.
Edad: 64 años
Estado Civil: Casado
Hijos: Karla Margarita y Johana Maribel (gemelas), Alicia Karina y Carlos Abraham Cañadas.
Deporte: Fútbol.
Posición: Portero
Equipos: Atlante (infantil y juvenil), UES (juvenil y mayor y selección), Huracán, Negocios Internacionales, Brasilia, Juventud Olímpica, Atlético Marte, Chalatenango, Independiente de San Vicente, Cojutepeque y, ya retirado, Vendaval.
Palmarés: Campeón Juvenil con UES; Negocios Internacionales y Brasilia de Suchitoto, ascensos de Liga “B” a Liga de Ascenso; Cojutepeque, ascenso de Liga de Ascenso a Liga Mayor; campeón en 1973 con Juventud Olímpica, y en 1980, con Atlético Marte. En 1980, arquero del año.
Pasan los años y Juan Ramón Martínez sigue siendo el más grande centrodelantero que ha producido el fútbol salvadoreño.



Un futbolista que comenzó su carrera como impetuoso hombre de área para después experimentar la metamorfósis de tirarse atrás a la media puntada, derivando en un talentoso número 10.

Aunada a su gran clase futbolística, su cabeceo y a los cañones que tenía en ambas piernas, había desarrollado en alto grado la capacidad de concentración y su definición frente al arco era tan rápida que muchas veces ni el mismo se daba cuenta de lo que hacía. Además fue infalible ejecutor de penales, pues le pegaba tan fuerte a la pelota que a los arqueros no les dejaba opción de reaccionar.

Surgió de los torneos de baby fútbol que introdujo en el país el recordado entrenador argentino Gregorio Bundio y que se organizaron en San Miguel a finales de la década de los 50 en la cancha de baloncesto del Club Deportivo Águila. Ahí comenzó a dar de que hablar como goleador implacable, para después con su adolescencia ser incorporado al equipo emplumado, donde pronto llegó al estrellato.

Los aficionados lo recuerdan integrando al Águila de Juan Francisco “Cariota” Barraza, Raúl “Pucúl” Bonilla, Lolo Milla, Rudy Sobalbarro, los costarricenses Álvaro Cascante y Walter Pearson, el brasileño Zozimo y luego en la Selección nacional que haría la gloriosa escalada a las Olimpiadas de México 68 y al Mundial 70.

En la ruta a esos Juegos Olímpicos, Món Martínez se estaba consolidando, pero para el Mundial fue determinante. Es que ningún acontecimiento deportivo de la historia de nuestro país ha casusado tanto entusiasmo y unión como cuando clasificamos a México 70; era la primera vez que un país centroamericano estaría entre los mejores 16 del mundo. Se inició la ruta contra Surinam y Curazao.

Fueron cuatro grupos distribuidos de la siguiente manera: 1): Estados Unidos, Canadá y Bermudas; 2): Costa Rica, Jamaica y Honduras; 3): El Salvador, Surinam y Curazao; 4): Guatemala, Haití y Trinidad y Tobago. El 1 de diciembre de 1968 derrotamos a Surinam 6 goles a 0; abrió el marcador Joel “Cacique” Estrada, aumentó Víctor Manuel Azúcar, luego otro gol del “Cacique” Estrada, Azúcar, “Cariota” Barraza y Mon Martínez se cerraba la cuenta.

El 12 de diciembre ganamos a Curazao por la mínima con gol de José Antonio "Ruso" Quintanilla y tres días después se jugó de nuevo en el mismo escenario y volvimos a ganar 2-1 con tantos de Mon Martínez y de “Cariota” Barraza.Con esos seis puntos ya habíamos clasificado y el partido de vuelta ante Surinam se tomó a la ligera y perdimos 4-1 en Paramaribo.

Luego iríamos contra Honduras que había derrotado a los ticos y a Jamaica en tanto los Estados Uniods que habían ganado a Canadá y Bermudas se enfrentaban a Haití que había eliminado a Guatemala y a Trinidad y Tobago.Para entonces la figura de Món se había agigantado, era el hombre a marcar.

No obstante en el primer partido ante Honduras el ocho de junio de 1969 no pudo anotar y caímos con un gol in extremis de Lennar Welch. Vendría después el juego de vuelta el 15 y la selección arrasó a Honduras 3-0 con una actuación memorable de su goleador, quien hizo dos tantos, uno de ellos de penal.

Entonces vino el juego extra en el Estadio Azteca el 27 donde se ganó 3-2 con dos golazos de Món y uno de “Pipo” Rodríguez. Haití había dominado a los Estados Unidos,de ahí que la final a dos juegos se pactó para realizarse el primer partido el 21 de septiembre en Puerto Príncipe en el Estado Silvio Cator, donde la Selecta se impuso con goles de Elmer Acevedo y “Pipo” Rodriguez en tanto el gol antillano fue de Obas.

En el partido de vuelta con solo empatar ya eramos mundialistas, pero los haitianos nos despertaron del sueño y nos vencieron 3-0 en el “Flor Blanca”; Decyr, Francois y Barthlemy nos sorprendieron y fue así como llegamos al tercer partido en Jamaica, un terreno neutral.

Esa partido el 8 de octubre de 1969 fue su máxima obra, no solamente por el valor del gol que anotó, sino por su valentía en el área. Había batallado durante los 90 minutos ante dos imponentes centrales y cuando se jugaban 14 minutos del tiempo extra, saltó entre entre ellos para vencer a Francillon.

Durante aquella campaña la gente se pegaba a los radios oyendo las clásicas voces de Mauricio Saade Torres, Hugo Adiel Castro, Mario Edgardo “Chamaco” Alfaro, Isamel Nolasco, Carlos “Escopeta” Osorio, Rosalío Hernández Colorado, Ernesto Aparicio, José Roberto “Cipote” Aquino, Santiago Chicas, Ángel Orlando “Pibe” Ochoa. Eran días triunfalistas, de saltos, abrazos y gritos de emoción para desembocar en festejos populares.En los buses, oficinas, fábricas, bares y cantinas no se hablaba de otra cosa que de la Selecta y de sus jugadores especialmente de “Pipo” Rodríguez y por supuesto del gran Món Martinez.

Ese 9 de octubre cuando la selección llegó al Aeropuerto de Ilopango fue una locura y al día siguiente los periódicos le dedicaron páginas y páginas. En las portadas salía Món Martínez abrazado con el presidente, general Fidel Sánchez Hernández, quien casi no se veía ante la enorme humanidad del Coloso Oriental.

Circularon entonces los rumores de que a Món le darían una casa, que lo iban a condecorar, y que sería recibido con honores en la Casa Presidencial, todo eso y más. Pero el extraordinario goleador, pese a su sencillez era un hombre suspicaz y de inmediato se dio cuenta que estaba siendo utilizado. Días después recibió una carta para presentarse a la casa de gobierno y cuando llego tuvo que abrirse paso entre un ejército de periodistas.



Unos minutos más tarde salió el secretario privado de la presidencia el coronel Arturo Armando Molina, futuro persidente del país, quien le entregó pomposamente un documento en el que le adjudicaban una casa del Instituto de Vivienda Urbana. Una gracia que se podía conseguir con menos costo, bastaba con alinearse en el partido de gobierno, ser amigo de un funcionario o una recomendación de un militar de cualquier grado para acceder a ello.

Mon lo recibió a regañadientes y salió amargado y resentido de aquel lugar, derivando después en un ser receloso, desconfiado del ambiente que le rodeaba. El militar solamente se limitó a decir que era un futbolista maleducado y desagradecido, lo cual le importó poco o nada. Por entonces estaba en la cima de la popularidad, era un héroe nacional y no solamente por sus goles sino por obra y gracia de la guerra contra Honduras que un mitómano polaco se la adjudicó al deporte.

Con patética brusquedad había cambiado su existencia y comenzó a vivir una vida para la que no estaba preparado. Su existencia sencilla de muchacho provinciano cambió radicalmente y se volvió una celebridad. Fue asediado por periodistas nacionales y extranjeros que venían exclusivamente a entrevistarlo, por cazadores de autógrafos que donde lo veían no lo dejaban en paz y, por antíguos amigos que pedían un préstamo o querían brindar por sus triunfos.


Y Mon era de los que no se negaban. Fue agasajado en todos lados, contratado para recomendar productos comerciales, abordado por gente humilde y por intelectuales que tocaban tópicos que no le interesaban y lo aturdían con preguntas que lo dejaban confuso.Entonces comenzó a vivir su propia vida y a disfrutar la gloria a su manera, fue cuando descubrió lo que muchos antes lo habían hecho, que muchas veces hay más exitación, más placer en intentar algo que en conseguirlo.

En 1971 se vino a la capital para hacer campeón al Juventud Olímpica que apadrinaba el dirigente Víctor Safie hijo. El entenador Mario Rey lo tiró atrás y aquella impetuosidad derivó en una clase futbolera impresionante, con cambios de juego de 30 y 40 metros, con pases exactos al vacío, siempre con sus disparos de larga distancia. Fueron sus compañeros Francisco Manuel Zaldaña, Tomás "Flaco" Pineda, Mario Hugo "Zurdo" Méndez, Oscar Mico Morales, Luis César Condomí, Rey Cabrera, Moisés "Pechemono" González, Miguel "Chaflán" Barahona, Guillermo "Lobito" Fisher.

Luego jugó en el Municipal de Guatemala, en el Tigers de Indiana, Alianza, Once Municipal y en el Atlético Marte. En 1982 se retiro sileciosamente y fue técnico auxiliar en el Atlético Marte.

De repente un día armó sus bártulos y se fue a California para trabajar como obrero. Con los años y en torno a su partida se han tejido muchas leyendas; que no quiere saber nada de nuestro fútbol, que tiene documentos con otro nombre y que reside en San Diego. Dondequiera que esté, nuestro fútbol le debe tanto al Coloso Oriental.

domingo, 18 de octubre de 2015


martes, 13 de octubre de 2015


miércoles, 30 de septiembre de 2015

 Ricardo Tomasino, Don José Santacomba y Guillermo Castro, C.D. Atlético Marte, no había zapatos de marca, eran hechos en el país, tacos de suela con clavos. años 61-62

sábado, 26 de septiembre de 2015


martes, 15 de septiembre de 2015

Familia de fútbol, el fútbol se lleva en las venas. Y, sobre todo, cuando todos son hermanos y gustan de jugar juntos a la pelota, el deporte es indudable que estará presente toda la vida. 


Esa la historia de Carlos “Cali” Cañadas, un migueleño que disfrutó y aprendió del fútbol con sus hermanos mayores. Eso sí, se hizo portero casi por obligación. Pero fue una de las ahora mejores “obligaciones” que pudo tener, porque eso lo llevó al éxito en este deporte.

“Somos tres hermanos varones: Manuel, Luis y yo, y yo era el menor. Y siempre fuimos aficionados al fútbol. Y en la casa teníamos un patio bien grande y habíamos hecho dos porterías, pero cuando jugábamos solo los tres, ellos dos se marcaban y a mí me mandaban a la portería y yo a veces no quería, yo quería marcar y me decían: ‘Ah, no, vos te vas a quedar de portero’, y si no me daban duro (risas). Al principio, me ponía a regañadientes, ya después sin que me dijeran ya me ponía a la portería, y me fue gustando. Así comencé”, relata con mucho humor.

Aclara que comenzó a jugar a nivel de hermanos. Fue hasta que llegó a San Salvador, de 12 años, y viviendo en la colonia Atlacatl, se dio cuenta de que en la Guardia Nacional “había un equipo de la Liga Mayor llamado Atlante, que tenía equipos infantiles y juveniles, y un amigo me invitó y fuimos. Ahí, comencé a jugar en la infantil”.

Tras eso, se vino una vida de alegría. Explica que jugó con la juvenil del mismo Atlante, pasó por la categoría juvenil de la UES (campeón) y después llegó al equipo mayor puma (1970), “donde comencé mi carrera profesional en el fútbol, ya tenía 18 años”.

Su paso siguió por Huracán de Atiquizaya (Liga de Ascenso), como préstamo; regresó a la Universidad, pero jugó con Negocios Internacionales (Liga “B”) y ascendió; Juventud Olímpica (Liga Mayor), y salió campeón en 1973; un año después, estuvo con la selección de la UES. En 1975, inició en Marte por tres años. En el ‘78, volvió con los pumas; pero los marcianos llamaron por segunda vez a su portero (1979 a 1981).

Posterior a eso, militó con Chalatenango, Independiente de San Vicente, Cojutepeque (ascendió a LMF) en 1985-1986, “y, en 1987, me retiré del fútbol profesional, ya tenía 36 años”.

Su despedida del fútbol tuvo varios ingredientes, como una lesión en un hombro y su faceta como empleado en Anda. “Tenía cargos ejecutivos y se me hacía difícil ir a los entrenos. A mí, ya me habían condicionado en el trabajo, tenía el cargo de la tesorería y me dijeron que me lo daban pero que tenía que desistir del fútbol, porque era un trabajo absorbente y no podía estar divagando ya que era un puesto importante de la institución. Así que me quedé con mi trabajo, en 1987”.

Cuando pensó que ya nadie se acordaba de él, todavía en 1992, con 41 años, lo llegaron “a buscar para jugar con el Vendaval de Apopa, pero dije: 'No, ya no'. Y al final, me convencieron, pero al terminar el campeonato repetí: 'No, ya no es para mí'. Me absorbía demasiado, así que pensé en solo jugar a nivel de hobbie”.

Uno de sus mejores recuerdos es haber jugado al lado de su hermano Manuel en Juventud Olímpica y con los carabineros, con quien compartió momentos muy agradables. Y su espinita nada más le quedó de no ser seleccionado nacional. Tuvo un paso muy corto en una Preolímpica y una juvenil, “pero no fue largo, no lo tomo en cuenta, porque fueron solo unos días. Eso fue un vacío que me quedó”.

¿Qué hace?

La carrera laboral de "Cali" Cañadas se dio por muchos años en Anda. Y el fútbol siguió marcado en su vida, por ese medio, en distintas formas. En su trabajo, siempre tuvo el ofrecimiento de “colaborar con las escuelas de fútbol” a lo que él se negó, en principio, por su tiempo y sus funciones laborales.

“Me ofrecían la dirección de la escuela, pero lo rechazaba. Hasta que en 1992, comencé a recibir los cursos de entrenador, y mi hijo que tenía 13 años me pidió que lo llevara a la escuela de fútbol de Anda, y comencé a llevarlo”, relata.

Luego, cuenta que cuando los funcionarios de Anda se enteraron de que llegaba a esas prácticas y le volvieron a pedir que “aceptara la dirección de la escuela” y dio el sí para estar en ella “por 12 años, dirigiéndola”. Su cargo era “el de director de la escuela”, la cual tenía cinco niveles: “Coordinaba y si faltaba algún entrenador lo cubría, pero siempre estaba en la cancha”.

Después, en 2003, se jubiló de Anda y el entrenador Ramón Paredes le dio una mano para colocarlo en la Federación de Fútbol (Fesfut).

“‘Lleváme tu currículum y vamos a ver en qué te podemos ayudar’, me dijo. (...) Al mes, me citaron para hacerme cargo de los porteros de la selección nacional de una sola vez. Siempre dije que llegué a la universidad sin haber pasado antes por el bachillerato (con esta oportunidad). Comencé así y hasta la fecha tengo 12 años de estar trabajando con selecciones nacionales y ha sido gratificante”.

Cañadas ha sido “el profe” de los arqueros de todas las selecciones “menores, playa, femenino, mayor”. “Recién estuve con la Sub 23, que quedamos eliminados en Panamá. Ahora, estoy con la Sub 15. Y antes, con la de playa, que perdimos la clasificación al Mundial”, resume.

Sin duda, uno de sus mejores recuerdos estará marcado por haber vivido la clasificación al Mundial de Tahití, en el Premundial de Concacaf en Bahamas 2013, y asistir con la Azul de Playa a esa Copa del Mundo. Además, lograr ver a porteros que ha formado jugar en Primera División y aquellos que han sido destacables en Selecta Mayor y Playera, lo cual le da “mucha satisfacción”.

Nombre: Carlos Felipe Cañadas Aguirre.
Data: San Miguel, 20 de febrero de 1961.
Edad: 64 años
Estado Civil: Casado
Hijos: Karla Margarita y Johana Maribel (gemelas), Alicia Karina y Carlos Abraham Cañadas.
Deporte: Fútbol.
Posición: Portero
Equipos: Atlante (infantil y juvenil), UES (juvenil y mayor y selección), Huracán, Negocios Internacionales, Brasilia, Juventud Olímpica, Atlético Marte, Chalatenango, Independiente de San Vicente, Cojutepeque y, ya retirado, Vendaval.
Palmarés: Campeón Juvenil con UES; Negocios Internacionales y Brasilia de Suchitoto, ascensos de Liga “B” a Liga de Ascenso; Cojutepeque, ascenso de Liga de Ascenso a Liga Mayor; campeón en 1973 con Juventud Olímpica, y en 1980, con Atlético Marte. En 1980, arquero del año.

domingo, 6 de septiembre de 2015

IRVINE, California (5 de septiembre, 2015) -. Se hizo historia este  sábado por la noche frente a una aficion  3000 espectadores el  Orange County blues FC logró su primera victoria sobre LA Galaxy II en  Estadio oso hormiguero, 2-1. Con la victoria y algunos otros resultados en la USL, los azules aseguraron un lugar en la postemporada. (playoffs)



Un cabezazo de Brenton Griffiths y el gol de la victoria final anotado por Christofer Ramírez condujo a los Blues a discutiblemente su mayor victoria de la temporada.

El Galaxy II atacaría primero temprano en el minuto 13, aprovechando una falta dentro del área por lo que resulta en una oportunidad de tiro penal. 

Ariel Lassiter realizo el balón en el terreno  su décimo gol de la temporada, dando a LA la ventaja de 1-0. Sin embargo, los azules continuarían presionando a la defensa de  LA, generando una serie de posibilidades .

The Blues encontró el descanso que necesitaban en el minuto 33, cuando David Estrada tejió a través de la defensa, y sacó un disparo bien ganado que fue desviado y dio a los azules su quinto tiro de esquina del juego. Christopher Santana condujo el balón en el aire para Griffiths que saltó muy por encima de su defensor para los poner de  cabeza el empate antes del descanso.

En la segunda mitad, OC mantiene la mayor parte de la posesión durante el resto del partido.

 Mientras LA haría un par de intentos de gol, una ráfaga de ataques finales en los últimos minutos del partido dio el Blues la oportunidad que necesitaban.


 Ramírez  para el gol de la victoria, y la victoria por 2-1.

Afianzaron  un lugar en los playoffs, el Condado de Orange mejora a 13-9-3, con 42 puntos, la mayor cantidad de victorias y puntos en la historia del club. LA Galaxy II cae a 13-10-3, también con 42 puntos.

The Blues próximo viaje al Noroeste del Pacífico para asumir Seattle Sounders 2 en Viernes, 11 de septiembre 2015 con la patada de salida programada para las 7:30 pm PT

viernes, 4 de septiembre de 2015



(Nacido el 23 de julio de 1986 en San Salvador, El Salvador) es un salvadoreño futbolista que actualmente juega para el Atlético Marte en la Primera División de El Salvador.

Carrera.
Salinas comenzó su carrera en San Salvador F.C. jugo desde el 2002 hasta el 2007 y luego se unió a FAS para el Clausura 2008. 
Después de sólo una temporada se fue a Alianza  desde el 2008 hasta el 2009 y se trasladó a Atlético Balboa para el Clausura 2010. 
Jugo para  Luis Ángel Firpo desde el 2010 hasta el 2013. 

En CD Luis Ángel Firpo, el partido más importante que tenía en el equipo estaba en contra de Xolos de Tijuana en CONCACAF. Él era la pieza principal del equipo aquella noche debido a su gran partido, pero se lesionó y fue el último partido que jugó en el CD Luis Ángel Firpo. 
Firmo para Atlético Marte de agosto de 2014 hasta actualmente.

Seleccionado nacional.

Salinas hizo su debut con el equipo nacional masculino el 22 de agosto de 2007 contra Honduras. 
Su siguiente partido llegó sólo un par de semanas más tarde en un partido amistoso contra Ecuador. Polémico, Salinas (quien fue el arquero titular) fue sustituido después de sólo 34 minutos por Juan José Gómez. 
 Muchos pensaron que se trataba de una decisión dura por el entrenador Carlos de los Cobos, y se cree que aunque Salinas había encajado dos goles fue más debido a la mala defensa en lugar de los errores contados.
 Desde este juego, Salinas no ha regresado a la selección nacional y no ha participado o ha sido invitado a asistir a cualquiera de los campamentos nacionales de formación equipos.


“Es un portero que ya demostró tener cualidades. Tiene experiencia y se ha preparado físicamente, lo que nos beneficia por su buena condición física. 
Esperemos que nos aporte mucho bajo los tres palos”

De una altura de 1.85 metros ha realizado buenos partidos con Atletico Marte.
Salinas llego con un cúmulo de experiencia luego de su participación en Concachampions , así como su labor con Firpo, con quien salió campeón nacional en el Clausura 2013.


 Salinas cree que existe un grupo joven pero con "experiencia" que dará pelea en el Apertura 2015 y que...
 "está para pelear semifinales. Este equipo no tiene miedo a ningún rival. Hay muchos jóvenes pero con experiencia. El técnico también está comprometido con el equipo y siente la camiseta. Con sus conocimientos y el esfuerzo se puede lograr", 



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