Mostrando las entradas con la etiqueta leyendas. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta leyendas. Mostrar todas las entradas

lunes, 9 de octubre de 2017

POR AMOR A LA CAMISOLA

Hay camisolas que sobreviven en la memoria de los aficionados. Son esas que corresponden a momentos triunfales, que tienen un significado especial. 


Los aguiluchos no conciben otro color que el anaranjado; tigrillos y toros la combinación del azul, blanco, rojo; los marcianos el azul, "cocoteros" y dragonianos, el verde; los universitarios el rojo y los aliancistas el blanco, por más que con el color celeste y hace más de medio siglo le hayan ganado al Santos de Pelé. En la actualidad y por razones comerciales, los dirigentes acuden a diferentes colores y diseños que hasta parecen catálogos de venta, pero hay que buscar ingresos y complacer a los patrocinadores, de manera que tienen el uniforme de local, de visita, el tercer uniforme y cualquier otro que saquen para poder vender.

Si ustedes revisan los armarios de los futbolistas retirados o no, encontrarán guardadas con esmero las camisolas que lucieron en sus años de gloria. Para ellos son tesoros, donde cada prenda tiene una historia singular.

Sé de dos que tienen sus pequeños museos, que saben donde está cada cosa: Mauricio “Pipo” Rodríguez y Jaime “Chelona” Rodríguez. Colocados con suma delicadeza y con visitas frecuentes, guardan en un lugar de sus casas todo aquello que les recuerdan sus triunfos especialmente sus camisolas. “Pipo” siempre jugó en equipos nacionales y las tiene celosamente guardadas, incluso los trajes de calor o pants y numerosos objetos relacionados como trofeos, placas, diplomas, cuadros, pines, souvenires.

También los tiene Jaime, quien militó en equipos de tres continentes: Europa, Asia, América. Y ha tenido la “Chelona” el sumo cuidado de guardar publicaciones y fotos de tantos países donde el deporte lo ha llevado.

El “Mágico” González no es amigo de esas sutilezas e incluso ni habrá de acordarse de los colores y diseños de sus equipos.

Corría el año 1981, recién pasaba la ofensiva del FMLN, el país se debatía en una contienda sangrienta, pero el fútbol nunca paró. Por eso siempre he dicho que los muchachos que fueron a España 82 son doblemente heróicos.

Pues ese día la plantilla del Independiente iba en el bus a entrenar a San Vicente. La cautela era imprescindible porque a menudo encontraban cadáveres tirados sobre el pavimento. En una curva fueron detenidos, encañonados por un retén y varios sujetos conminaron a los jugadores a bajarse. El del asiento de adelante era “Quino” Valencia quien entró en pánico cuando el jefe del grupo lo identificó: -“¿vos sos “Quino” Valencia?”, le preguntó; pero otra voz lo distrajo, -"¡hey aquí está “Lotario”, …y el “Caballo” Vega, “Chus” González, Ismael Quijada, "Gatti" Méndez, la "Tuquita" Gómez y “Carlanga” Rivera!".

Los brasileños Marquinho y Justino da Silva temblaban y de la mejor manera accedieron cuando los muchachos les pidieron sus implementos deportivos y se identificaron como miembros del Ejército Revolucionario del Pueblo. Ahí quedaron los maletines y el resto del recorrido lo hicieron en silencio. Cuando llegaron a San Vicente y contaron lo ocurrido los dirigentes se las ingeniaron para conseguir nuevos implementos porque el domingo llegaba el Alianza. Ese día del mascón, cuando entraron a la cancha se sorprendieron al divisar en los tendidos populares a un grupo de aficionados vestidos con el uniforme negro y amarillo, quienes se acercaron a la malla metálica para saludarlos y los animaron durante el partido en que vencieron a los albos. Por supuesto que aquellas camisolas no son parte de sus colecciones, pero “Quino” siguió con su costumbre de sentarse adelante y cada vez que pasaban por aquella curva cerraba los ojos y rezaba.

De los títulos ganados uno guarda grandes recuerdos, por más que haya pasado el tiempo, son triunfos objetivados en esos trapos o pedazos de tela que para otros no tendrían mayor significado.

Con el Marte ganamos dos títulos nacionales y solamente guardo una de esas camisolas, la otra se me extravió, más bien alguien me la sustrajo en un descuido, lo cual siempre lamenté.

Del Marte pasé al Juventud Olímpica y en un entrenó volví a ver mi camisola que ya no era mía, la portaba Mauricio “Tarzán” Alvarenga quien al ver mi sorpresa solamente sonrió. No hubo forma de que me la regresara, mucho menos a la fuerza, pues era una mole humana que sabía artes marciales.

En 1973 salimos campeones con el Juventud Olímpica bajo la dirección de Juan Quartarone, clasificamos fácilmente para la ronda final y solamente perdimos un partido ante el Alianza; seis cuadros disputamos dos vueltas, uno contra todos y terminamos invictos en el primer lugar.

En el penúltimo juego ya siendo campeones le ganamos a la UES y hubo fiesta en el “Flor Blanca” con la quema de un castillo de pólvora incluida; creo que fue la última vez que eso ocurrió. Durante los juegos anteriores, un cipote de unos 14 años no me daba agua con la camisola, lo veía siempre y me saludaba cordialmente. Ese día y en medio de la euforia me convenció y accedí a dársela. Sabía que la cuidaría aunque me confesó que era marciano pero que le encantaba como jugábamos y que me seguía desde mis tiempos con “Los Mustangs Azules”.

Pasé al Alianza, luego al Firpo y en 1976, Juan Quartarone, me llevó al Marte donde coincidí con varios de los muchachos que habían sido mis compañeros en el Juventud como Luis Condomí, Rodolfo Baello, Helio Rodríguez, Jorge “Indio” Vásquez y mi hermano Caly.

Asomaba una generación de cipotes que practicaban un fútbol de fina trama y que al equipo titular, en los entrenos, nos hacían quedar mal: Carlos Alberto “Chicharrón” Aguilar, Manuel “Gato” Castillo, Luis “Cuisito” Durán y Danilo Blanco.

Una tarde el Danilo llegó con aquella camisola. Ya no era el cipote escuálido que me la había pedido y estaba en camino de convertirse en un crack ya que después escribió su propia historia en nuestro fútbol. Fue como un hijo que el fútbol me regaló, por eso le digo a Léster Blanco su retoño, que en cierta manera es como mi nieto.

La camisola que guardo del Alianza tiene una historia triste, con esa disputamos el Campeonato Centroamericano ante el Municipal de Guatemala en el estadio "Mateo Flores" y lo perdimos, encima me lesioné.

Un día no la encontré, la busqué por todos lados y llegué a la conclusión de que alguien se la había llevado. Por entonces tenía una amistad entrañable con Arturo Soto Gómez, brillante periodista deportivo quien fuera el director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de El Salvador. Nos frecuentábamos mucho y su hijo Marito era como mi hijo.

Pasaron las semanas y una tarde me sacudió la noticia de que Marito había fallecido repentinamente, tenía apenas 15 años. Anegado en llanto llegué a la casa de Arturo quien me recibió con la camisola en las manos. -“¡Siempre te la quiso regresar, pero le daba pena!”, me explicó, -“quería lucirla ante su amigos aunque le quedaba tan grande”, agregó.

Guardo además otras y una que me recuerda horas felices es la del Platense con la que conquistamos el Torneo Centroamericano de la Fraternidad ante el Saprissa y Herediano de Costa Rica, Aurora y Municipal de Guatemala y el nacional Negocios Internacionales. Me llevó al equipo de Virola: ¿quién si no, mi querido Juan Quartarone con quien celebramos tantos triunfos?.

Ya retirado y en mi condición de periodista llegaron a mi colección otras con igual o mayor significado. En 1989 el Alianza quedó campeón bajo la dirección técnica de don Hernán Carrasco. Había traído a su paisano Raúl Toro quien hizo capote con el equipo blanco. Cultivamos una linda amistad para siempre y al ver su calidad humana lo auxilié cuando pasó algunos momentos difíciles. Ese día que le ganaron la final al Firpo 3 a 1, Raúl las hizo todas y fue declarado el mejor jugador del campeonato. A la hora de la celebración vi como defendió su camisola que muchos aficionados se la quisieron quitar. Entró al camerino a dejarla y salió con otra. Por la noche nos reunimos y me la llevó en señal de agradecimiento. Me conmoví ante el grupo de amigos, pues sabía lo que el gesto significaba.

Otra es la que mis hijos Carlos Manuel y Javier Alejandro, sabiendo de mi amistad entrañable con Ramón Fagoaga, me insistieron que le pidiera una camisola del Marte, que los periodistas dieron en llamar el “Equipo Bandera”. Como la Chana no estaba para esos tafetanes, Ramón esperó que terminara el campeonato para entregármela.

Y para un día de mi cumpleaños, Rafael Cerna me sorprendió con una versión vintage de camisola del Marte, la misma con que fue campeón el 25 de diciembre de 1985 y que fabricaba con tanto esmero Raulito Ayala.

Con esa grandes jugadores como Mario Figueroa, “Cacho” Meléndez, José Luis Rugamas, Ramón Fagoaga, Salomón Campos, Danilo Blanco, Norberto Huezo, Iván Escobar, Raúl Esnal, William Rosales, Marcial Turcios, Guillermo Raggazone y otros nos dieron el último título bajo la dirección técnica del profesor Armando Contreras Palma. Rafa me escribió unas letras tan sentidas que calaron en mi sentimiento, pero advertí que todo se debía al gran cariño que me tiene: -“no creo que exista otro guerrero de la vida y del deporte que merezca mas que vos el llevar puesta esta camisola, así que cuando la usés debés recordar que gracias a vos, “Araña” Magaña, Ramón Fagoaga, Guillermo Castro, José Luis Rugamas, Norberto Huezo, Mario Figueroa, don Hernán Carrasco y otros, este equipo es grande”.

En octubre de 2014 y en el andar periodístico me tocó ir a España con motivo de un clásico entre el Real Madrid y el Barcelona. Mi adorada Andrea Carolina se encargó de enviarme desde la bella bahía de San Francisco una chumpa y una camisola de los merengues. ¡Cómo no tener eso en medio de algodones!, tal como dicen cuando un jugador lesionado se está cuidando para un partido importante.

Pues más allá de lo deportivo, cada una de esas prendas pueden simbolizar profundos y diversos sentimientos: la del Independiente, el miedo; la del “Tarzán”, la impotencia; la de Danilo, la nacencia de una amistad para siempre; la de mi recordado Marito, la tristeza; la del Platense, mi cariño hacia el gran Quarta; la de Raúl toro, el agradecimiento; la de Ramón, el afecto y admiración que le guardo; la de Rafa, el cariño mutuo que nos profesamos y la del Real Madrid que me mandó la Andrea, el amor más puro.

Por Manuel Cañadas.

miércoles, 22 de febrero de 2017


Sin embargo, sus equipos de calidad fueron finalmente reconocidos internacionalmente, en 1992 se coronó campeón de la CONCACAF Copa de Ganadores de la Copa, un concurso celebrado en Guatemala y con la presencia de equipos fuertes en las regiones como el Club Universidad de Guadalajara, México;Comunicaciones, Guatemala, Saprissa, Costa Rica, y el Real Estelí,Nicaragua.

El 19 de enero de 1992 el Atlético Marte fue a Guatemala para disputar un torneo de copa de CONCACAF, del que salió campeón.

En Centroamérica, los marcianos vencieron al Saprissa tico, al Real Estelí pinolero y empataron con el Comunicaciones chapín. En un torneo de uno contra todos, ticos y guatemaltecos empataron 3-3 en el último encuentro y eso dejó al Atlético Marte como campeón del área.

En la fase final, el Atlético Marte empató con el Comunicaciones, derrotó a los Tecos de la Universidad de Guadalajara, y al Rácing Club de Haití, sumó cinco puntos y su mejor diferencia de goles frente al Comunicaciones lo dejó con el título internacional.

En 1992, el Atlético Marte alcanzó un título de CONCACAF para afianzarse como uno de los grandes de la historia del fútbol salvadoreño. Pocos lo recuerdan y muchos lo olvidan o lo pasan por alto, pero el Atlético Marte es el último equipo de El Salvador que ha ganado un título de CONCACAF. Nos referimos al que ganara en enero de 1992, en Guatemala,r.

Muchos dirán que el Alianza ganó el título Grandes de Centroamérica, pero este fue un torneo que no se homologó como oficial en las entidades regionales.

El Atlético Marte pasó a la fase previa (centroamericana) como campeón de copa de El Salvador al derrotar al Luis Ángel Firpo de los Cienfuegos, Díaz Arce, Leonel Cárcamo y extranjeros como Fernando de Moura, entre otros, y que llegaban con más de 50 partidos sin derrota.

“El Maestro” Óscar Washington Tabárez dijo recientemente que luego de entregados los premios éstos ya son historia y hay que pensar en el presente y en el futuro.

Sin embargo, la historia se escribe con las experiencias que quedan para ejemplificar éxitos y fracasos.
 
 





 
En 1991, el Atlético Marte alcanzó un título de UNCAF para afianzarse como uno de los grandes de la historia del fútbol salvadoreño. 

Atletico Marte viajo a Guatemala,jugo como los grandes y se corono Campeon de Copa Centro Americano, Marte elimino al Deportivo Saprissa de Costa Rica entre otros.





Un miercoles 10 de Abril de 1991 , Atletico Marte volvio a tocar la gloria, el juego se llevo a cabo en el Estadio de la Flor Blanca (Magico Gonzalez).

Atletico Marte puso lo mejor para conseguir esta victoria ante el aplauso de sus seguidores.


El super estrella Mauricio Cienfuegos se encargo de empatar por Luis Angel Firpo que mantenian un record de no perder, este mismo Firpo habia ganado a Juventus de Turin.
 
Al minuto 59 el heroe del partido Wilfredo Figueroa ante centro del poderoso Flamenco metia el gol del gane. 
El marcador se mantuvo en ese glorioso 2 x1 , que clasificara a Atletico Marte a la 1a Copa Centro Americana y al Campeonato de Campeones de la CONCACAF.

El Atlético Marte pasó a la fase previa (centroamericana) como campeón de copa de El Salvador al derrotar al Luis Ángel Firpo de los Cienfuegos, Díaz Arce, Leonel Cárcamo y extranjeros como Fernando de Moura, entre otros, y que llegaban con más de 50 partidos sin derrota.
 



 
 

jueves, 13 de noviembre de 2014

Como la gran mayoría de jugadores que ha dado este país, Ricardo Gómez comenzó en la calle, en el barrio San Jacinto. La diferencia es que, desde niño, tenía otra meta, un sueño muy claro, ser médico. Aunque para eso faltaba bastante.

Mientras tanto, estudió en el colegio Externado San José, a donde pudo seguir desarrollándose como futbolista. "Había canchas, todo, equipos juveniles, infantiles. Jugué colegiales. Y antes había un torneo con escuelas. A los 14 años debuté en Primera colegial, nos entrenaba Pipo Rodríguez. Luego nos entrenó Leonardo Salas", recuerda.

En esa época, él era aficionado de la Universidad y, justamente, salió una convocatoria para juveniles. Así que se fue a entrenar a la "polvosa, ahí comenzamos muchos". Sin embargo, debutó en Primera División con el Atlético Marte, con Hernán Carrasco, en 1973.

La situación fue así. La UCA estaba en Primera y el presidente, Héctor Palomo, era amigo de su hermano. "Me dijo que me fuera a la juvenil de la UCA, acepté pero con la condición de que si el equipo bajaba, yo quedaba libre". Así sucedió. Yo ya no estaba en la UES, estaba de bachiller ya y mi hermano jugaba en Marte, a donde me conocían porque hasta entrenaba en el Externado. Llegué, me inscribieron, ya estaba de tesorero Armando Platero, quien le ha dedicado mucho al equipo".

Tenía 18 años. Debutar en esa época en Primera con esa edad era algo normal. Estaban, en ese equipo, Ramón Fagoaga, José Luis Rugamas, "Gomita" Gómez, todos recién llegados, y otros de renombre como Sergio Méndez, "Toro" Torres, Tajaniche Erazo, Tony Rojas, entre otros.
Así que era complicado ganarse un puesto. "Jugué el primer partido y el último de titular. Más en uno que otro entré de cambio. Ya después fui jugando más, pero me consolidé hasta en la Universidad", cuenta.

Curiosamente, no jugó con su hermano, quien, justo cuando llegó Ricardo al Marte, este se fue a Firpo. "Me tocó enfrentarlo, él era defensa derecho, yo puntero izquierdo".

En 1975, siempre con Marte, sufrió un esguince de rodilla, a final de temporada. Estuvo con yeso y luego lo operaron dos meses después de la lesión. Para entonces, no había tanta tecnología para detectar los problemas y diagnosticar mejor. Tampoco el tratamiento era igual. Así las cosas, un esguince lo tuvo prácticamente ocho meses fuera de las canchas. Al regresar, el DT era otro y ya no tenía a la titular y no le querían pagar.

Así que se fue al 11 Municipal, a terminar la recuperación, a volver al ruedo, en un equipo que tenía a jugadores como el "Buki" Espinoza, el "Gancho" Búcaro, "Mon" Martínez, el "Ruso" Quintanilla, Herbert Flores, Manolo Álvarez, Raúl Cocherari, el "Perro" Sartoni. Quedó subcampeón.

Sin embargo, solo estuvo un año con el equipo, porque le quedaba lejos para entrenarse y estudiar. Se fue a Santiagueño, en la Segunda División, y lo subieron a Primera, pero por las mismas razones de la distancia, "había que irse a vivir a Santiago de María". Se fue. Luego recaló en el Chalatenango en 1978, que también subió a Primera, pero que terminaría dejando por sus estudios. 

Ya para 1980 "había perdido un poco las ganas de jugar. Leonardo Salas entrenaba a la Universidad en Segunda y la subimos a Primera.  Mantuvimos el mismo equipo y llegamos a semifinal en el siguiente año". Después, se fue al Independiente de San Vicente, donde jugó por tres años. Ahí compartió con "Carlanga" Rivera, "Quino" Valencia, "Lotario" Guerrero, "Mandingo" Rivas. "Fuimos el equipo más goleador, el menos vencido, el primer lugar en puntos, y Marte no ganó la final", cuenta con una sonrisa. Jugó tres años en el cuadro de San Vicente y luego volvió a la Universidad, equipo en el que se retiró a los 30 años.

En cuanto a la Selección, nunca tuvo una convocatoria. "Para el 82, creo que tuve chance de haber ido. Fue el goleador del campeonato, no me llamaron, no sé por qué. En esa época había una selección cerrada y, una vez que clasificaron al Mundial, la abrieron un poco. Los directivos de Universidad me dijeron que me iban a llamar, pero nunca me llamaron. Sí me dolió en el momento, uno tiene esa aspiración, pero ahora creo que mejor, no estaría como estoy ahora quizás, no hubiera terminado en el momento justo mi carrera, ni me hubiera ido a estudiar".

¿Qué hace?

Gómez siempre llevó el estudio a la par. Recién graduado de bachiller, comenzó a dar clases de educación física en el Externado, se entrenaba con el Marte, jugaba en Primera y estudiaba  Medicina en la Universidad de El Salvador.

Siempre se vio de médico, a tal grado que no puso ninguna otra opción cuando llegó a la Universidad de El Salvador.

Para 1986, decidió colgar del todo las botas y sacó su especialidad en Ortopedia en el hospital Rosales. Luego, se fue dos años a Buenos Aires, a especializarse en reemplazo articular y en reconstrucción de cadera y rodilla.

"Era complicado manejar el tiempo. Estudiaba medicina y recién salido de bachiller daba clases de educación física en el Externado y jugaba. Tenía que hacer milagros. Suerte que en esos tiempos se entrenaba a una misma hora, algo que debería retomarse hoy. Eso le permitía a uno tener otras actividades o planificar su tiempo". 

Más de alguna vez, algún maestro que era amante del fútbol le permitía llegar tarde o cumplir con sus obligaciones en otro plazo. Y también fue clave que "había apertura de los entrenadores". 

"Por eso, en esa época habíamos muchos que estudiábamos y entrenábamos, cosa que ahora veo muy poco. Y es un error, nuestro fútbol no da para vivir de él. Los equipos deberían de volver a esto porque, además, se pierden muchos jugadores que no tienen tiempo de entrenar y jugar, y se van a estudiar. Ahora las canchas de fútbol rápido están llenas de futbolistas.  Creo que eso se debería de aprovechar; aparte el joven, con mejor nivel académico, va a ser más receptivo, tiene más opciones para jugar y elegir las cosas. Saber lo que les conviene o no, lo que muchos ahora les falta. No digo que no lo va  a haber o que antes no se daba. El fútbol se llena de muchachos que vienen de clases económicamente poco privilegiadas que deberían de seguir en el estudio y así aprovechar más lo que puedan ganar con el fútbol".

Ahora, cada año o dos, viaja a Argentina a ver las novedades en su área, a traer algo nuevo, a continuar aprendiendo para ser mejor médico, uno muy reconocido en El Salvador. De hecho, fue quien operó al expresidente Mauricio Funes de la cadera.

<bgsound src="adele_-_someone_like_you.mp3"></bgsound>
Cuestión de familia, empezó a correr tras la pelota a los 3 años en el Real Destroyer. Se sentía como en  su casa en el equipo del Puerto. Claro, su papá era el entrenador y su mamá, la dueña del equipo.

“Es cierto, de chiquito ya estaba corriendo detrás de todos los jugadores que participaban en la Liga de Ascenso. Después empecé a jugar en una liga infanto juvenil, en un equipo que se llamaba Pan Bal (el nombre era un “resumen” de Panadería Baldizón). Tenía 8 años”.

Juan Carlos Hernández Baldizón rememora sus inicios. Y continúa el relato: “En el Puerto está el Torneo Navideño, ahí me vieron y salté al Destroyer.  Ya en ese entonces, mi mamá se había retirado del equipo. Jugué unos años, aunque algunas temporadas me ausentaba porque también estudiaba (ingeniería agronómica). Pero me decidí por el fútbol cuando me convocaron a Selección S-17”.

Su nombre empezaba a figurar en el radar del fútbol nacional. Atlético Marte llegó a hacer una pretemporada al puerto de la Libertad y el auxiliar técnico del entrenador español Fernández Fuentes era Juan Ramón Paredes, quien había sido su entrenador en la Sub-17 y Sub-19. “El me dio la oportunidad de llegar al equipo. A media temporada llegó Contreras Palma y puede debutar  jugando contra Metapán. Empatamos 1-1”, recuerda con detalles. De Marte no se iría más. Fue la única camiseta que defendió en Primera durante 14 años, algo impensado en el fútbol de hoy.

Su nombre ya empezaba a emparentarse con los apodos: “Tyson”, “Toro”, “Tortuga Ninja o Donatello”. ¿Tantos? “Sí, el primero me lo puso JC Piedrasanta; el segundo era del Puerto; y el tercero fue imaginación de Ricardo Guevara Mora.

De su carrera le quedaron grandes recuerdos. Destaca dos: “Uno fue cuando quedamos Campeón de Copa y le quitamos el invicto a Firpo que tenía más de 50 partidos de no perder. Hasta le habían ganado a la Juventus. Y en la final , nosotros pudimos derrotarlo”

“Otro gran recuerdo sería mi primer partido de semifinales, la primera vez que estuve presente de titular ante FAS. El Mágico acababa de volver a El Salvador y el nos anotó el gol del empate de tiro libre. Jugar en contra de Jorgito es algo especial”.

Su carrera íntegra en Marte. ¿Por qué? “Me pretendieron en algún momento Águila, Firpo y Alianza pero en realidad nunca hubo un acuerdo dirigencial. Mi primer equipo fue el que me llenó de orgullo. Caí en un grupo excelente. Jugué a la par del Papo Castro Borja, de Mora, Chamagua, Rugamas, Mandingo Rivas, Chochera Castillo, Nenei. Jugué con un montón de figuras y tuve una gran escuela. Tanto nacionales como extranjeros tenían gran nivel. Eran jugadores que dejaban mucha enseñanza”.

El retiro le llegó a los 33 años. “Yo había prometido retirarme en plenitud de condiciones, y mi meta era dejar de jugar profesionalmente a esa edad. Quería retirarme bien y así fue”.

¿Qué hace?

Tras el retiro, Baldizón estuvo un tiempo en El Salvador. Sacó su carnet de entrenador clase A y B, junto a ex compañeros como Memo Rivera, Renderos, Osorio, Trigueros. “Formamos un buen grupo pero luego, por cosas del destino, tuve que emigrar para EE.UU. Quise buscar un mejor futuro para mis hijos, el tema de la violencia ya no me gustaba y optamos por movernos”, cuenta el ex marciano.

Ya tiene 6 años de vivir Maryland. Trabaja en Washington DC, en un supermercado orgánico donde oficia de encargado del departamento de congelados. Desde allí sigue su pasión por el fútbol: “Sigo al Atlético Marte y también a la Selección. La otra vez que llegó la Selección por aquí fui a saludarlos y me puso feliz”.

Deja por último su concepto del fútbol salvadoreño actual: “El nivel siento que ha bajado, no es el mismo que había antes pero siempre mantengo la esperanza de que habrá nuevas generaciones que nos superen. Hay una buena camada de entrenadores y, para el que sabe canalizar su experiencia, es una gran ventaja. Si no hay carisma para enseñar, si uno no ha jugado, no va a poder transmitir mucho. Lo único que está faltando es sacar una base de ocho o diez jugadores que vayan al extranjero. Pero no a jugar en Tercera o Segunda, sino que vayan a Europa, México o Argentina a jugar en Primera. Es la única manera de tener roce con la elite”

Sus datos

Nombre: Juan Carlos Hernández Baldizón
Data: Puerto La Libertad, 10 octubre de 1971
Estado Civil: Casado Fanny Gutiérrez.
Hijos: Lisa (16), Juan Carlos (10), Marcelo Gabriel (6).
Deporte: Fútbol.
Puesto: Marcador central.
Trayectoria: Destroyer (Segunda, 86-90), Marte (Primera, 1990-2004)
Selección: Sub 17, Sub 19, Sub 21 y Sub 23. Selección mayor en etapa previa Copa Naciones 94.
Títulos: Campeón de Copa  con Marte.
Subscribe to RSS Feed Follow me on Twitter!